Técnicas para manipular la reacción ciudadana
Hola:
Manipular es algo privativo del ser humano. Lo llevamos dentro y desde temprana edad tratamos de intervenir en la vida de los demás. Unas veces con ánimo benefactor y otras, la mayoría, de forma maléfica. El poder ha buscado siempre el dominio y el control de las personas. En épocas pretéritas la fuerza ha sido el instrumento más utilizado para conseguirlo, aunque también se ha hecho uso del influjo moral. Hoy se elude la fuerza y se maneja la mente. Ahí el gran peligro que encierra la moderna manipulación del pensamiento, auxiliada e influenciada por los medios de comunicación de masas.
La manipulación basa su estrategia en la mentira y en negar la verdad. Usa la mentira como ariete para que una vez traspasada la conciencia humana se convierta en única verdad. Por eso niega la verdad, la que cuestiona su verdad. Y cuando la negación de la verdad se convierte en algo excesivamente complicado opta por su relatividad, esperando que el tiempo, que juega a su favor, acabe anteponiendo la suya. Así las cosas, en los tiempos que corren, debemos estar en continua alerta, con la mente bien despierta y dispuesta a pensar con el máximo rigor; prestos a descubrir cualquier intento de manipulación. En el ánimo del poder, sea del color que sea, está someter nuestra libertad e intervenir nuestra voluntad.
Con todo, no es mi intención hablar de las estrategias manipuladoras que utiliza el poder. Sobre ello, ya escribió Sylvain Timsit, en 2002, su famoso manifiesto de las “10 estrategias de manipulación mediática”, que recomiendo leer por la simpleza de su exposición y lo categórico de su postulado. Cualquiera lo tiene a mano en cientos de páginas que hallará con una simple búsqueda por Internet.
La manipulación basa su estrategia en la mentira y en negar la verdad. Usa la mentira como ariete para que una vez traspasada la conciencia humana se convierta en única verdad.
Con vuestro permiso, centraré este artículo en otro aspecto. En cómo el poder, perceptible u oculto, opera en la mente de las personas. Obsesionado por mantener sus prebendas, la única finalidad que mueve al grupo es mantenerse en el poder al precio que sea. Bajo el paraguas del interés general lo único que se esconde es el interés del conjunto de mando, quien lo ejerce y quien queda a la espera. Todos formando piña en defensa del sistema del cual se nutren y aprovechan.

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