Prohibido decir la verdad 2

Manifestación atentado Barcelona

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Lo que ahora se lleva es la mentira

 

Hola:

Hace tiempo que la mentira dejó de ser pecado. Aquello de no mentirás que de pequeño te inculcaban ya no está de moda, ya no se lleva. Es más, el que dice la verdad, el que va con la verdad por delante, es tachado hoy de tonto e iluso. ¡Hay que mentir! Y no me refiero a esas mentiras piadosas que todos hemos dicho en algún momento o aquellas mentirijillas que soltábamos de pequeños para salvar nuestro trasero. No, no aludo a ese tipo de falsedad, hablo de la mentira como engaño deliberado, de aquello que se dice sabiendo que no es verdad. De lo que dejó escrito San Agustín, “miente aquel que dice algo falso con intención de engañar”. Pero, no sólo se miente de palabra, diciendo lo contrario a la verdad, a lo que se sabe o a lo que se cree. Miente también aquel que tergiversa acontecimientos.

La consecuencia de la mentira es el engaño, la estafa. Dicho de otra manera, para engañar es preciso mentir. Por lo general, se engaña para sacar un beneficio de manera más rápida y menos costosa que se haría utilizando medios lícitos. Luego, la mentira es un método ilícito, que se utiliza en provecho propio y en perjuicio de otro.

Pero, no sólo se miente de palabra, diciendo lo contrario a la verdad, a lo que se sabe o a lo que se cree. Miente también aquel que tergiversa acontecimientos.

Dicen los psicólogos que es fácil detectar al mentiroso. Que la mente humana no está conformada para mentir y, por lo tanto, cuando se miente el cuerpo humano emite reacciones inconscientes e incontroladas fácilmente detectables. No obstante, también admiten la existencia de personas expertas en el control y dominio de las emociones, difíciles de detectar cuando mienten. Sea como fuere, no es mi intención entrar en temas clínicos, ni tan siquiera en lo relativo al individuo, sino abarcar la mentira desde una perspectiva grupal. La mentira entendida como arma de engaño masivo. Y dudo que en este supuesto sea válido el análisis psicológico. Lo que sigue siendo valedero es la finalidad de la mentira. El beneficio que para el grupo o para parte de él tiene el expandir el hecho falso.

Ahora bien, dado que la verdad se ha relativizado, la mentira también. Ya no existe la mentira como tal, porque tampoco existe la verdad absoluta. Y si ahora ambas cosas son relativas, una y otra, como dicen algunos, son interpretables. O sea, un mismo hecho puede relatarse de manera diferente sin caer en falacia.


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